Quiero confiar en Dios, sin temor, en estos tiempos de incertidumbre. Sin embargo, cada vez más me enfrento a mis propias limitaciones y a mi propia lucha por mantener mis ojos en Jesús. Puede que seas una persona de fe y aún así luchar por confiar en Dios. Todos necesitamos el poder del Espíritu Santo para confiar verdaderamente en Dios, por nuestra propia cuenta es imposible.
Desarrollar una confianza sin temor en tiempos de incertidumbre se resume en alinear nuestro enfoque.
Abraham era conocido por su fe. Abraham -el hombre que caminó con Dios, quien recibió la promesa de Dios, cuya obediencia a Dios no flaqueó incluso mientras se preparaba para sacrificar a su propio hijo- luchó para confiar en Dios tal como nos sucede a veces.
Génesis 20 registra el traslado de Abraham del lugar donde había vivido durante unos 20 años a Gerar, una nación filistea. Cuando Abraham entró a un lugar desconocido, no tardó mucho en sentir cierta incertidumbre.
Escuche de sus palabras cuando se encontró con Abimelec, rey de Gerar, “Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara.” Génesis 20: 2
Abraham había intentado esta misma estrategia antes (en Génesis 12). El batalló de la misma manera y dijo la misma mentira.
¿Por qué recurrimos a los mismos hábitos que sabemos que no funcionan?
Cuando estoy luchando contra las mentiras de la inseguridad, ¿por qué siempre tomo mi celular y empiezo a desplazarme en la pantalla, como si esta vez Instagram me va a curar? ¿Por qué recurrimos a lo que sabemos que no nos ha funcionado antes y ciertamente no nos va a funcionar ahora?
Nuestro enfoque necesita ser realineado diariamente con la verdad.
Dios se le apareció al rey en un sueño y le ordenó que devolviera a Sarah a Abraham, su esposo, no su hermano. Abimelech expresó que no había puesto un dedo sobre Sarah y la dejo ir de inmediato. Cuando Abimelec se encontró con Abraham, le hizo una pregunta interesante, “Dijo también Abimelec a Abraham: ¿Qué pensabas, para que hicieses esto?” Génesis 20:10.
¿Qué fue lo que vio Abraham? O más importante, ¿qué estaba bloqueando su vista? Nuestra visión afecta a dónde nos dirigimos.
Colosenses 3:2 nos instruye, “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. Abraham ciertamente no tenía a Dios (o a sus promesas) a la vista cuando mintió y no confió en Dios. Abraham tenía un patrón de mentir para protegerse y no confiar en la provisión y protección de Dios. Sí, incluso Abraham, a quien recordamos como justo. Pero note el patrón simultáneo a lo largo del viaje de Abraham. Dios está allí en cada momento débil y en cada lugar donde Abraham (y cada uno de nosotros) lucha por confiar en Él sin temor. Él nos revela nuestra debilidad, y se revela a Sí mismo.
Dios tiene un patrón de regresarnos a la verdad.
“Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada”. Génesis 13: 14-16
“Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia”. Génesis 15: 5
Dios protegió a Abraham y a Sara de las manos del rey Abimelec, pero en última instancia, protegió su promesa. Imagine por un momento si Abimelech se hubiera acostado con Sarah, una nube de duda se cerniría sobre el plan de Dios de traer un Redentor a través de Isaac, el hijo de la Promesa.
Dios es fiel a su promesa, incluso cuando somos infieles.
2 Timoteo 2:13 dice: “Si fuéremos infieles, él permanece fiel;
El no puede negarse a sí mismo”. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para confiar plenamente en Él. Dios nos ha dado nuestro enfoque a través de Cristo. !Piénselo! Ahora vemos lo que los profetas anhelaban ver. Hemos visto el amor de Dios derramado en la cruz. Aunque de vez en cuando perdemos de vista a Dios, Él nunca jamás nos pierde de Su vista. Él es fiel para traer nuestros ojos hacia Sus promesas una y otra vez, si se lo permitimos.
A medida que volvemos nuestros ojos diariamente hacia Dios, recuperaremos nuestro enfoque para así que poder caminar sin temor a lo que sea que nos depare el mañana.
Por Kelly Sobieski