Uno de mis mayores temores era que el primer día de Jardín de Niños le preguntaran a mi hijo qué baño prefería usar. ¿Niños o niñas? Me imaginaba pequeñas risitas surgiendo del grupo de pequeños mientras consideraban cual puerta parecía más divertida. Entonces pensé: “Cuando nuestro bebé esté listo para ir al Jardín de Niños, lo más probable es que tendrá la idea de que cuando crezca, él querrá ser un “buen dragón” pero esa puerta de baño no estará disponible”.
Suena ridículo, ¿verdad? Aún así, la idea de pensar que nuestro hijo se enfrentaría a escenarios de este tipo nos aterrorizaba a mi esposo y a mí cuando nos enfrentamos a decidir si debíamos elegir una escuela pública o privada para nuestro primogénito. Inmediatamente nos alejamos del sistema de escuelas públicas temiendo lo peor. Deseábamos evitar situaciones aterradoras; y estábamos seguros que huir de la escuela pública resolvería ese problema, o al menos eso pensábamos.
Con el tiempo nos mudamos a Katy, Texas. Celebrábamos mientras nos asentábamos en nuestra nueva “comunidad conservadora”. Teníamos la idea de que esto significaría que las escuelas públicas serían más seguras, ¿Verdad? Y si no podíamos confiar en que el sistema escolar construiría una base moral para nuestros hijos, ¿Qué debíamos hacer? Descubrir la mejor manera de educar a nuestros hijos fue difícil y nos dio mucho miedo.
Avancemos algunos años y ahora tenemos dos hijos en el sistema de escuelas públicas y amamos a nuestros maestros y personal. Nos hemos dado cuenta de algo muy importante a lo largo de nuestra lucha con “a qué escuela ir”. Al final del día, no importa a dónde se dirijan nuestros hijos a la escuela (privada, en casa, pública, clásica, híbrida, etc.), no es tarea del sistema educativo establecer una base moral para nuestros hijos, ¡Es nuestra! Nosotros somos la influencia más importante y los principales formadores de fe de nuestros hijos. Por lo tanto, establecer un fundamento de fe es nuestra responsabilidad como padres y eso ayudará a nuestros hijos a estar preparados para enfrentar el mundo.
Enfrentando los miedos de los padres
A medida en la que aceptábamos nuestra responsabilidad y enfrentábamos nuestros miedos, comenzamos a reconocer que el mundo pecaminoso no es algo nuevo y de hecho, es sorprendentemente parecido a como el mundo es hoy. Como nos dice Pablo en Romanos 1:28-31: “ Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia”
Por lo tanto, nosotros, como principales formadores de fe de nuestros hijos, tenemos la oportunidad de sentar las bases de la fe y la cosmovisión de nuestros hijos con la Verdad como fundamento y no con creencias que cambian constantemente con la cultura. Esta visión sobre el mundo que nuestros hijos tendrán, debemos construirla sobre las verdades bíblicas de nuestro Padre Celestial que se encuentran en Su palabra, la Biblia.
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Proverbios 22:6
Si tienes miedo de enviar a tus hijos al mundo, ya sea en su primer año de jardín de niños o en su primer año de universidad, aquí hay tres claves para ayudar a nuestros hijos a construir un fundamento sólido de fe a medida que avanzan.
Clave #1: La verdad fundamental proviene de la Palabra de Dios
“Mamá, creo en Jesús; sé que Él es real…. ¿Pero cómo le hago para realmente saberlo?”
Mientras estamos sentados en la habitación de mi hijo de 9 años antes de acostarse, podemos llegar a entablar conversaciones profundas. Ésta me tomó por sorpresa. Lo pensé por un minuto y luego agradecí la pregunta. La verdad es que cuando nuestros hijos comienzan a cuestionar su fe o tienen grandes preguntas sobre Dios, es el punto en el que comienzan a apropiarse de su fe. Es decir, se vuelve menos “mamá y papá lo dijeron” y más “esto es lo que Dios me está enseñando”. Señalé su Biblia y dije: “Hijo, allí encontrarás las respuestas”. Preguntó si podíamos sentarnos y leer la Biblia juntos por la noche de principio a fin. En silencio y dentro de mí aplaudí de alegría, ya que no quería avergonzarse de ninguna manera. Acepté de buena gana, lo acosté y luego bajé las escaleras bailando felizmente y se lo conté a mi esposo de inmediato.
Padres, debemos sumergirnos en la palabra de Dios para aprender humildemente Sus verdades. Nuestros hijos también necesitan pasar tiempo en la palabra de Dios diariamente. La Biblia está llena de aventuras, batallas, promesas y lo más importante, la historia del amor de Dios por nosotros a través de los tiempos. Para mi hijo, me encanta la Biblia en Acción. Está diseñado como un cómic lleno de imágenes impresionantes. La Biblia de Aventuras también es maravillosa. Los niños pueden leer los libros de la Biblia y luego explorar varias “Preguntas de Debate” que destacan temas o puntos importantes.
Plántalos en la palabra de Dios antes de comenzar su jornada escolar. Lean un capítulo por la mañana mientras desayunan. Tomen turnos para orar o ayuden a los más pequeños a pronunciar palabras. Intenten aplicarlo en su día cuando salen por la puerta principal. Cuando regresen y se relajen después de la escuela, pídeles que te cuenten sobre su día. ¿Cómo viste a Dios en tu día? Lee el mismo capítulo que leíste por la mañana nuevamente por la noche. Prueba los Salmos, Proverbios, los Evangelios, Romanos…. La Biblia es infinita en verdades asombrosas.
Clave #2: Las conversaciones auténticas fortalecen el fundamento.
Antes de que hiciera un calor abrasador aquí en Texas este verano, llevamos a los niños al zoológico. Vimos muchos animales maravillosos y algunos animales de los que había oído hablar pero que nunca había visto, como los “Furries”. Para aquellos que no estén al tanto de esta tendencia, el Diccionario Merriam-Webster describe un “Furry” (Peludo) como una persona que se identifica y disfruta vestirse como un animal, especialmente como miembro de una subcultura dedicada a esta práctica. Vi a un grupo de adolescentes vestidos así, algunos con collares y correas, y oré para que mis hijos no se dieran cuenta. No estaba preparado para explicar esta nueva tendencia cultural. Encuentros como este pueden resultar incómodos y difíciles, pero son una gran oportunidad para tener conversaciones auténticas y reales. Los niños son curiosos por naturaleza, así que prepárate para las preguntas.
Los niños de hoy en día pueden hacer algunas preguntas difíciles que quizás no sepamos cómo responder. Muchas veces, sentimos la necesidad de proteger a nuestros hijos de estos temas difíciles cambiando de tema o endulzando la respuesta. Debemos estar preparados para dar respuestas veraces y apropiadas para su edad para que nuestros hijos sepan que pueden acudir a nosotros en busca de la verdad. Si no les dices la verdad, intentarán encontrar la respuesta en otro lugar. Queremos asegurarnos de responder las preguntas difíciles en nuestro hogar abriendo la Biblia, buscando juntos las respuestas y entrenando a nuestros hijos a hacer lo mismo. Enséñales a tener discernimiento desde una edad temprana para que tengan esa habilidad durante toda su vida.
Ahora mismo en nuestra casa estamos leyendo la historia de la Creación en Génesis. Me gusta mucho reforzar la historia de la creación del hombre.
“ Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Génesis 1:27
Cuando acudimos a la Biblia en busca de respuestas, podemos ver claramente la verdad escrita en la palabra de Dios. Hombre y mujer. Me apoyaré en la palabra de Dios para obtener respuestas a las confusas preguntas sobre identidad que mis hijos puedan enfrentar.
Clave # 3: Los amigos pueden ayudar a sostener o derribar los cimientos
Hace poco estuve hablando con mi hijo sobre sus amigos y le pregunté quién consideraba que era la mejor influencia. Nombró a un par de sus amigos cercanos. Luego le pregunté quién consideraba que no era tan buena influencia. Nombró a un par de niños. Quería que pensara en cómo sus amistades afectan su propio comportamiento. Es hora de que él, como estudiante de cuarto grado, comience a pensar críticamente y a tomar decisiones sobre su círculo de amistad.
A medida que comenzamos un nuevo año escolar, las clases a menudo se mezclan en las escuelas y habrá nuevos amigos en el horizonte. ¡Esto es genial! Nos encantan los nuevos amigos. Sin embargo, debemos asegurarnos de que nuestros hijos sepan discernir al elegir amigos que los ayuden en su camino con el Señor. Esto no significa que no puedan ser amables y corteses con todos. Sin embargo, conocemos el viejo dicho: Dime con quién andas y te diré quién eres. Animar a nuestros hijos a elegir amigos que los edifiquen, que sean respetuosos, amables y amen al Señor es importante para asegurar su fundamento en la fe.
Estamos juntos en esto
No tengo todas las respuestas y no pretendo tenerlas. Ya sea que nuestros hijos salgan de casa para ir a la escuela o tengan escuela en casa, todos estamos tratando de navegar en este mundo escolar y más allá, de la mejor manera que sabemos. A veces nos equivocamos y otras veces hacemos las cosas bien. Les pido que me acompañen al comenzar este nuevo año escolar para orar por nuestros hijos. Mientras se dirigen al gran mundo, oremos para que sus corazones y mentes estén protegidos del enemigo. Oremos por sus escuelas, incluido el personal administrativo y los profesores. Oremos por los otros niños con los que nuestros propios hijos van a interactuar. Ora para que nuestros niños reflejen el amor y la gracia de Dios hacia las personas que encuentran. Que el fundamento de fe que se está construyendo les dé un lugar firme donde permanecer sabiendo quiénes son: la amada creación de Dios.
A Lyndsey le encanta equipar a los padres para que guíen a sus hijos al Señor y les ayuden a establecer su propia fe. Su objetivo es crear un ambiente en casa que sea enriquecedor, alegre y centrado en el Señor. Le gusta pasar tiempo con su esposo, Aaron, y sus dos hijos de edad primaria. Le apasiona trabajar con niños y tiene la suerte de hacerlo como parte del personal de la Iglesia Bautista Kingsland en Katy, Texas. Cuando no lleva a sus dos hijos a diversas actividades, le gusta estar al aire libre y practicar deportes. En ocasiones, podría decirse que es un poquito competitiva.