No juzguen y no se les juzgará. No condenen y no se les condenará. Perdonen y se les perdonará. Den y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida con que midan a otros, se les medirá a ustedes.
Lucas 6:37-38 NVI
En este pasaje del libro de Lucas, Jesús usa la ilustración de una canasta de grano. En los días de Jesús, cuando una persona recibía una medida de grano que había sido llenada, apretada, sacudida y se desbordaba sobre su regazo, significaba que se le había dado la mayor cantidad de grano posible. Esta no es una medida tacaña; es una medida abundante, es más de lo esperado. Esta ilustración usada por Jesús, pretende ser una imagen del perdón. Cuando nos damos cuenta del gran valor de lo que nos ha sido dado, lo usamos para dárselo a otros de la misma manera. No extendemos el perdón para recibirlo de vuelta. Extendemos el perdón porque entendemos en qué medida hemos sido perdonados y ese desbordamiento es lo que nos impulsa a hacerlo.
Perdón para todos, incluido su cónyuge.
Este pasaje aborda nuestra tendencia a juzgar a otras personas y la triste realidad de que podemos hacerlo fácilmente en nuestros matrimonios. ¿Juzgamos a nuestro cónyuge, lo condenamos y retenemos el perdón? Muchas veces la respuesta a esa pregunta es
“sí” porque nuestro cónyuge nos conoce mejor que nadie. Si no tenemos cuidado puede causar conflictos graves.
En nuestro matrimonio, la falta de perdón a menudo se manifiesta en forma de crítica.
¿Estás constantemente buscando fallas en tu cónyuge?
¿Te sientes atacado cada vez que haces algo bueno o malo? ¿Sientes que lo que haces siempre es lo peor o que nunca es lo suficientemente bueno?
¿Te preparas para lo que te dirán cuando tu cónyuge se entere de algo?
¿Te encuentras pasando por alto todas las cosas buenas que hace tu cónyuge y sólo señalas las negativas?
Si respondiste afirmativamente a cualquiera de las preguntas anteriores, es un indicador de que hay críticas en tu matrimonio. Emocionalmente, esto puede causar daño si no se discute o se aborda. La pregunta es, ¿Cómo podemos hacer para que el desbordamiento que Dios nos ha dado, podamos ofrecerlo a todas las personas, especialmente a nuestro cónyuge?
Aquí hay tres formas de contrarrestar las críticas:
1. Verifica los enunciados que comienzan con “tú”.
“Tú siempre” o “Tú nunca” son frases que pueden causar destrucción. Puedes evitar fácilmente conflictos y manipulación revisando tus enunciados que comienzan con “tú”.
Aquí hay un ejemplo.
Mi familia llega tarde a la iglesia. Mientras todos nos amontonamos en el auto lo más rápido posible, digo: “¡TÚ nunca puedes llegar a tiempo! ¿Será que TÚ estás siendo lento a propósito?”
En esta afirmación, el “tú” aplasta el alma y tiene un efecto negativo. Aunque no nos demos cuenta, ese “tú” es un intento de manipular el comportamiento del otro al menospreciar, criticar la situación y hacerla personal. Podemos tener por seguro que siempre surgirá un conflicto cuando hablemos de esa manera. En el momento de hacerlo, podrás sentirte bien dando el “golpe” pero no le hará bien a tu relación a largo plazo.
Una mejor manera de decirlo sería:
Mi familia llega tarde a la iglesia. Mientras todos nos subimos al auto lo más rápido posible, digo: “Es muy importante para mí que lleguemos a tiempo a la iglesia”.
En esta afirmación estás diciendo lo mismo sin atacar ni criticar. Estás comunicando el por qué detrás de tu comentario.
2. Monitorea tus quejas.
¿Alguna vez has oído la frase “desgracia compartida, menos sentida”? Lamentablemente, a muchos cónyuges les encanta quejarse juntos de todo en la vida. Esta no es una práctica saludable para las parejas y puede llegar a ser perjudicial para tu matrimonio cuando comienzan a lanzarse quejas entre ustedes a través de críticas. Las quejas constantes hacen que ambos sientan que no están siendo escuchados y es posible que empiecen a sentirse mal consigo mismos. ¿Sientes que encuentras algo en común con tu pareja al hablar de alguien de manera negativa y por un momento, sientes que se están conectando?
Pónganse a prueba para monitorear sus quejas. Lleguen al acuerdo de evitar decir cosas negativas sobre las personas. Propóngase en su matrimonio eliminar a esa persona de su conversación por un período de tiempo. Podría ser un suegro, un pariente o tal vez un amigo de la familia. Al reducir sus quejas juntos, disminuirán sus críticas del uno al otro.
3. Evalúa tu tendencia a suponer una decepción.
Cuando le pides a tu cónyuge que haga algo, pero en tu mente supones que no lo hará, estás suponiendo una decepción. Con el tiempo, esto causa enojo, frustración y decepción para ambos. Eventualmente ambos dejarán de pedir ayuda o que se haga algo y eso creará una distancia emocional. Para luchar contra esta amenaza, aquel que -supone la decepción- debe identificar la fuente de esta emoción.
Comienza por preguntarte:
¿Son mis expectativas tan altas que mi cónyuge nunca las cumplirá?
¿Experimenté alguna decepción cuando era niño y ahora vivo con miedo a que mi cónyuge me decepcione?
Para este elemento de crítica, debes encontrar de dónde viene la tendencia de -suponer una decepción-. Quizás quieras ayudar a tu cónyuge a encontrar las fuentes, pero lo mejor es auto-evaluar la situación actual. Una vez que identifiques las fuentes, tomen un tiempo para sentarse y hablar de cómo esto se refleja en la crítica.
A Bobby le apasiona empoderar a los hogares de todo el país. Le encanta ayudar a los padres a asumir su responsabilidad como principales formadores de fe en sus hogares. Sirve a padres y adultos en la Iglesia Bautista Kingsland en Katy, TX. Es esposo, padre, pastor, entrenador y autor.